Esta zona ubicada al norte de México en la península de Baja California, concentra el 90% de la producción nacional de vino. Por ello el interés turístico que genera la ruta del vino ha contribuido a la creación de nuevas experiencias, en las cuales se logra la integración de los recursos naturales y culturales con la producción de esta bebida fermentada.
Hacia principios del siglo XVIII y con la orden de evangelizar las nuevas tierras, los jesuitas comenzaron la construcción de misiones en Baja California. Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, los dominicos continuaron con las labores inconclusas, administraron las misiones ya edificadas e incluso construyeron otras nueve misiones, de las cuales tres se cimentaron en la zona que hoy es conocida como La Ruta del Vino. La Misión de San Vicente Ferrer, Fundada en 1780 en el Valle de San Vicente; La Misión de Santo Tomas de Aquino, fundada por padre Fray José Loriente entre 1791 y 1794 en el Valle de Santo Tomas; y la Misión de Nuestra Señora de Guadalupe, construida entre 1834 y 1840 en el valle de Guadalupe.
Con la encomienda de establecerse en estas tierras, los españoles no pudieron desprenderse de muchas de sus actividades culturales, sociales y económicas. Por ejemplo continuaron con la producción y el consumo del vino, acción que históricamente habían venido desarrollando desde hace mas de dos milenios antes.
De los viñedos de estos lugares surgió la primera empresa vitivinícola de Baja California: Bodegas de Santo Tomas. Con el auge de los vinos mexicanos a finales de siglo XX y principios del XXI la región se ocupo de la vid en gran escala.
Para 1950 existían cerca de 12 casas vinícolas en Baja California, desde entonces la producción de vino se convierte en la principal actividad socio económica en los valles de Baja California.
El debilitamiento de el modelo tradicional de turismo en masas a favorecido el surgimiento de nuevas formas de hacer y pensar en turismo, a tal punto que desde finales del siglo pasado se percibe al territorio con nuevos ojos y se hace una valoración distinta de lo “natural”, lo “cultural”, y lo “rural” en términos turísticos. Ello amplia las opciones para atraer turismo hacia áreas tradicionalmente no consideradas de interés.
Unas de las mejores fechas para visitar la ruta del vino es durante las Fiestas de la Vendimia durante las primeras semanas de agosto, en donde se celebra la madurez de la uva para la cosecha del vino. Durante esta festividad se puede disfrutar de eventos musicales, recorridos enológicos y catas especiales.
puedes consultar la pagina de Provino para mas información sobre los eventos, calendarios y conocer mas sobre la región.